Inventar una historia a partir de la foto de un compañero

Esta foto me inspiró lo que definiría como el hilo de pensamientos caótico de alguien en pleno proceso de derrumbamiento interno:


Nada me divierte como antes y por más deprisa que vaya solo hay más muerte en mi vida

Cansado de coger fuerzas para avanzar un paso y retroceder dos, enganchado a ti como me engancho a todo.

Voy perdiendo los remordimientos, reír y llorar no hay punto medio. Cansado de oírte, ¿Qué nueva mentira me contarás?

Una realidad macabra se ha convertido en vida, me rechinan los dientes, las evidencias saltan a la vista, hoy me dormí entre arcadas.

Condenado desde el principio, corazón has interpretado tu papel de penitente en esta escena injusta y ahora solo queda acabar.

Enganchado a ti como me engancho a todo, la ciudad parece temblar y se desmorona alrededor de manera mediocre.


Nada me divierte como antes y por más deprisa que vaya solo hay más muerte en mi vida


Práctica Desnudos


Fotopoesía. Luis García Montero




Recuerda que tú existes tan sólo en este libro...

Recuerda que tú existes tan sólo en este libro,
agradece tu vida a mis fantasmas,
a la pasión que pongo en cada verso
por recordar el aire que respiras,
la ropa que te pones y me quitas,
los taxis en que viajas cada noche,
sirena y corazón de los taxistas,
las copas que compartes por los bares
con las gentes que viven en sus barras.
Recuerda que yo espero al otro lado
de los tranvías cuando llegas tarde,
que, centinela incómodo, el teléfono
se convierte en un huésped sin noticias,
que hay un rumor vacío de ascensores
querellándose solos, convocando
mientras suben o bajan tu nostalgia.
Recuerda que mi reino son las dudas
de esta ciudad con prisa solamente,
y que la libertad, cisne terrible,
no es el ave nocturna de los sueños,
sí la complicidad, su mantenerse
herida por el sable que nos hace
sabemos personajes literarios,
mentiras de verdad, verdades de mentira.

Recuerda que yo existo porque existe este libro,
que puedo suicidarnos con romper una página


Fotoperiodismo y ética

En el mundo del fotoperiodismo son varios los agentes que actúan hasta que una imagen llega al espectador. Por un lado encontramos al fotoperiodista y por el otro las organizaciones empresariales que controlan los medios de comunicación. No es nueva la tesis de que consumimos preferiblemente aquello que promueve nuestros ideales, leemos Público y vemos LaSexta si simpatizamos con los “podemitas” y vemos Intereconomía o leemos el ABC si somos personas de “sentido común”. Es decir, nuestro consumo de información no está en absoluto exento de ideología, y los que se dedican a suministrarla aún menos. A esta ecuación hay que añadir la ideología del fotoperiodista, pues no es un ente abstracto que se dedica a capturar pedazos completos de realidad, si no pequeños fragmentos seleccionados de la realidad, y, como nos decía Susan Sontag en su ensayo Sobre la fotografía, es fuertemente dependiente del contexto, pues una misma imagen puede ser utilizada con multitud de intenciones diferentes e incluso contradictorias. Por lo tanto una imagen no tiene un significado fijado sino que es dependiente de multitud de factores exteriores a ella.
Uno de los impactos positivos que ha traído esta era de la información y de Internet, es la aparición de nuevos medios más independientes y que tratan de ofrecer la información de una forma diferente, más ajustada a los tiempos que corren. Algunos ejemplos que nos menciona la web la Xataka de este tipo de información son  Periodismo Humano, Calamar2 y en The Objective, donde sobran las palabras y se deja que las imágenes de actualidad sean las absolutas protagonistas.
Aceptando que existe una ventana ética donde publicar el trabajo fotoperiodístico debemos preguntarnos si existen límites a la hora de mostrar un suceso y si es conveniente o no la “espectacularización” del mismo.
En la lógica de consumo en la que nos movemos no sería descabellado afirmar que nos dirigimos hacia la “espectacularización” de toda la fotografía, y en concreto, por qué no, de las imágenes de guerra, catástrofes, éxodos humanitarios, etc. Es evidente que una imagen bien compuesta y con épica siempre llamará más la atención que una imagen más plana. Vivimos en un mundo dominado por la imagen y la apariencia, unas imágenes espectaculares de un atentado siempre captarán más espectadores o lectores que un simple texto o un presentador hablando a cámara. ¿Qué lugar queda para la ética entonces? Leía hace poco en un libro* “De todos los sistemas económicos y sociales el capitalismo es, sin duda, el más natural. Eso ya basta para indicar que es el peor” por lo tanto lo que queda es la intervención desde organismos externos al mercado que pongan juicio moral a todo este espectáculo que sin él no encontraría límites


Libro: Ampliación del campo de batalla, Michelle Houlllebecq, 1994





Fotos moda/novia (Que tenía atrasadas sin revelar...)





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Graduado en Comunicación Audiovisual, cámara, fotógrafo, montador, postproductor, diseñador, guionista y todo lo que me quiera inventar en el momento

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